SALVADOR MENDIOLA*
De esas cosas muy chidas de la vida que uno no se debe quedar sin dejar constancia escrita, va lo siguiente...
Hoy Bob Dylan cumple 74 años de vida y entiendo que ahorita mismo el buen ruquito sigue rolando contento y bluesero, comiendo lo que quiere y cogiendo si lo desea, sin dejar de fumar mota y leer poesía, cuando no se clava viendo cine; y todo de todo con resultados de poeta.
¡Felicidades, Maestro!
Ha sido muy bello ser su coétaneo. Siento que es como ser contemporáneo de Shakespeare o Dante; poder verles en la calle como vi a León Felipe y a Jaime Reyes.
Nada en la historia del rock o la música popular logra lo que su poesía confirma hasta en sus mejores derrapes. Bob Dylan es el gran bardo de la gente que piensa y que siente, es el poeta que con sus canciones convoca la rueda de l@s poetas; y con sus migajitas la gente que sufre, los mediocres, el gran montón, la masa, se endulza y anestesia la mugre vida sin hacerse más daño por dejados y pendejos. Remember "Blowin' in the wind".
Quienes tuvimos la bendición de escuchar por primera vez "Like a Rolling Stone" en 1965, hace 50 años, de inmediato vimos que el blues era la ley y que decir la neta será la clave de esta larga medianoche del nihilismo. De volada los Rollin y los Who y los Beatles y los Byrds y los Lovin' Spoonful se quedaron en el estante de la puerilidad berrinchuda, quizá lo único que se le acercó, pero muy de lejos, fue Jim Morrison.
O hablas y vives como poeta o vales madres haciendo el ridículo en cirquitos, rings de lucha y reuniones de lectura de poesía siempre subvencionadas por el Estado, el Mercado y la Información del Espectáculo. Sitios donde ha sido inimaginable Bob Dylan, que por eso lo quisieron desconectar en Newport y lo abuchearon en Londres.
Con Dylan aprendí que ser poeta contracultural significa ser un sujeto en verdad independiente, no obedecer más razón que la razón de La Razón; nada de creer nada más en lo que yo creo ni en lo que yo creo que dicta el óraculo o Dios que yo me invente para no ser responsable de nada de nada: muertos sin sepultura y a puerta cerrada y párale de contar. Por eso deseo con todas mis fuerzas que la sociedad del espectáculo no se lo chingue ojetamente otorgándole un vulgar Premio Nobel; igualándolo de golpe brutal y pendejo con entes tan moco verde como Vargas Llosa o García Márquez o Neruda, por ejemplo. Lloro de rabia cuando lo comparan con la momia que siempre fue Leonard Cohen y reto a duelo con florete y sin máscara a quien vea al híper moco sanguinolento de Sabina como su imitador, cuando el pinche gachupín sólo ha sido y es un oportunista alpargatudo con bombín en vez de boina, o sea, el mugre Benedetti de los que sienten al mugre Benedetti complicado y prefieren la soltura diarréica de Galeano, por ejemplo.
Que quede.
*Catedrático de la Facultad de Estudios Superiores Aragón, UNAM. Es ateo, escéptico y materialista. Se considera un anarconihilista compulsivo.