Sara Lovera/ Palabra de Antígona
A las nuevas diputadas, en la próxima legislatura, les toca vigilar que se cumpla con los derechos humanos y políticos de las mujeres, se haga justicia de género y que el presupuesto sea suficiente y se ejerza de manera eficaz, responsable y honrada.
Hay que explicar que además de su tarea primigenia de perfeccionar y crear nuevas leyes, las 209 diputadas que ocuparan a partir del próximo 1 de septiembre una curul en San Lázaro, como se decía en mis tiempos, van a acceder a la “más alta tribuna de la nación” para representar al pueblo con dignidad y ética política.
También habría que decirles que han llegado hasta ahí, todas ellas y cada vez más, porque sus antecesoras, antiguas y recientes construyeron el andamiaje jurídico, social y político que ha dado lugar al perfeccionamiento de la ciudadanía de las mujeres.
Hoy, frente a la impunidad, toca desde esa curul y esa tribuna conseguir para las mujeres la justicia de género porque es inaceptable que en esta sociedad en la que hoy festejamos el avance político y la paridad, millones de mujeres sufran violencia, estén expuestas al hostigamiento cotidiano y muchas de ellas pierdan la vida. Por ello es su responsabilidad poner en la picota al poder judicial.
Desde su curul habrán de exigir buenas cuentas a quienes, teniendo los recursos para las políticas públicas que buscan prevenir, sancionar y erradicar la violencia; garantizar la educación y salud integral para niñas, adolescentes y mujeres, sacar de la miseria, la pobreza y el trabajo indecente de millones, no sólo los desvían y no los aplican, sino que con frecuencia inaudita, se los roban.
Y son responsables, por la vía del perfeccionamiento de las leyes y su cumplimiento, de ensanchar los caminos que permitan ir a la igualdad sustantiva o sea la igualdad de hecho, obstaculizada por las mentalidades retrógradas, en una ideología familista, religiosa y discriminatoria que encuentra su justificación en lo que llaman cultura propia o costumbres.
No caminaremos en la igualdad sustantiva si esas mentalidades mantienen como aliados a los medios de comunicación, de la prensa antigua, al espacio digital, pasando por la radio y la televisión.
Las nuevas legisladoras habrán de examinar y perfeccionar las reformas constitucionales para los medios de comunicación.
La tarea les exige, como lo hicieron repetidamente sus ancestras, reconocer el valor de las alianzas, con generosidad política y sin dogmatismos, esa práctica entre mujeres nos han permitido ahora llegar a la paridad electoral y estar en el camino de la paridad horizontal –para los municipios-, nos falta paridad para todos los ámbitos de la vida.
También es urgente ir ahora por las alianzas con la sociedad plagada de buenas conciencias, capacidades académicas y organizativas.
Me dirán que es mucha la tarea. Bueno no están solas. Es evidente que las mujeres, consientes de cuál es el camino se encuentran por todas partes, en todos los distritos, municipios y ciudades. Y están, naturalmente las instituciones donde también hay muchísimas mujeres dispuestas a unir esfuerzos para que esta, la primera legislatura en donde las mujeres participaron en forma paritaria en la contienda, trabaje por el avance y el empoderamiento de millones de mujeres. Queremos igualdad y justicia de verdad.
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