Se sacuden las fuerzas políticas para postular a candidatos a gobernador de 2016
Podrá Pedro de León dividir al PRI; la oposición se dispersa
TERESA MORALES DUKE
De la noche a la mañana el escenario es cambiante en la recta final de la definición de candidaturas hacia la sucesión gubernamental de 2016. Ocurren hechos que ilustran cada vez más nítidamente los escenarios en que concurrirán los partidos políticos, en la también renovación de los poderes municipales y el Legislativo de Zacatecas.
Hay hechos que modificaron en varios momentos el escenario como la separación de Pedro de León del Partido Revolucionario Institucional (PRI), entre otros, cuyas consecuencias aún se desconocen, entre lo más visible. Vimos antes, la malograda postulación a la gubernatura del académico de la Universidad Autónoma de Zacatecas, Rodolfo García Zamora, y otro, la fatalidad que quitó del escenario al finado Tomás Torres Mercado.
Se apagan y se prenden rostros. Carlos Puente, senador del PVEM, venido a menos frente a los contrincantes del PRI, sigue firme en su propósito de conseguir la postulación en la alianza con el PRI y en Partido Nueva Alianza.
Siguen en la carrera, por el PRI, Alejandro Tello, Adolfo Bonilla y Carlos Peña. Difícil panorama para la coalición, pues ya se anticipaban rupturas en la fuerza política que hoy gobierna, lo que no deja de significar complicaciones para repetir la victoria en las próximas elecciones.
Semanas atrás, vimos cómo David Monreal tambaleaba al perder el soporte del Partido del Trabajo (PT), instituto que estuvo en vilo, en tanto, se mantiene al frente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), sin tenerlas todas de su lado, pues no logró obtener la dirigencia con la candidata que impulsaban meses atrás. Pero, no se detiene, sigue reivindicando la candidatura en tanto algunos actores importantes del Movimiento siguen renuentes a concederle “el privilegio”.
Se vive un proceso agitado, que ni siquiera ocurrió cuando la alternancia partidista de 1998, ya que en aquel entonces las fuerzas se polarizaron y aquí aún no se observan los cierres de filas, sino dispersión de los opositores, por decir el Partido de la Revolución Democrática prefirió ir con el Partido Acción Nacional (PAN) que con Morena, mientras que en el Partido del Trabajo (PT) se ahondan las diferencias y aún no se sabe para dónde caminará la militancia.
En el momento de la preselección de candidatos, la etapa decisiva para los actores, aspirantes a los cargos de elección popular, vemos tras bambalinas la pelea por los puestos públicos en juego, a mayor intensidad. Hay cerrazones, terquedad, pinte de rayas, lo que propicia choques, unos más aparatosos.
Así las cosas, la salida podría devenir multiplicidad de candidaturas “independientes”, porque no se pusieron de acuerdo adentro de los muros partidistas, aún y cuando, no se pueden descartar aquéllas animadas desde afuera de los institutos, es decir, realmente ciudadanas, pero, apunta a que veremos desprendimientos que no tienen de otra más que voltear por esa ruta.
Sobra, pero porqué no recordarlo, máxime cuando invocamos el Estado de Derecho, tan menoscabado en el país en todos los órdenes, por supuesto en lo electoral. Atrás quedaron los tiempos en que si no la prudencia política, las formas, los tiempos, las reglas, mantenían casi quietos a los aspirantes a la sucesión gubernamental en espera del “dedazo”, en los últimos tres sexenios, lo que priva, es allanar el camino para que cuando llegue el momento ya estén posicionados los aspirantes.
A estas alturas, la ley se vuelve letra muerta, no así la figura eterna de la espera del “dedazo”, pues aunque hay todo un aparente proceso, la última palabra estará como siempre en la cúpula del poder. Impera la incertidumbre para muchos. Aunque disfrazado, el proselitismo está a la orden del día, por parte de los aspirantes. Y que no digan las autoridades electorales que no tienen quejas y por eso no actúan.
Hay apuntadísimos que desde su, aunque acotado poder, no pierden tiempo para la foto, a veces ridícula, para promoverse y echarle flores a su jefe número uno, coqueteos de prueba de lealtad “por si pega”, muchas veces con obvia sobredosis de protagonismo y con la utilización de los programas sociales de manera muy descarada.
La sucesión gubernamental del actual mandatario Miguel Alonso Reyes, volvió a anticiparse como cuando en 1997-1998, Ricardo Monreal Ávila, dejó a la luz pública este método, y a la hora decisiva ya tenía “planchado” el estado con estructura, e incluso, prefirió cambiarse de partido que echarla por la borda al no ser el elegido por su entonces instituto, el tricolor. Lo acogió el Partido de la Revolución Democrática (PRD), donde Amalia García Medina, se hizo a un lado con el pacto de que, un sexenio después, sería la candidata a gobernadora.
Entre las afirmaciones, quedó ya renovada y sellada la alianza del Partido Revolucionario Institucional con los partidos Verde Ecologista de México y Nueva Alianza. Es del dominio público ya, que pelea fuerte por la candidatura el pevemista, actual senador Carlos Puente Salas, con el cobro de facturas que ese partido estaría pasándole al presidente Enrique Peña Nieto, quien está frente al dilema de corresponderle, pese a la oposición de Miguel Alonso y de la clase priista que hoy dirige el instituto tricolor en la entidad.
En el panorama, sin embargo, no todo está allanado, ya que, el viejo PRI, que retornó a las mieles del poder, gracias a Miguel Alonso, a quien aceptó para postularlo en 2010, venido a menos en el PRD por Amalia García, quien a pesar de ser el candidato idóneo, lo echó fuera por su cercanía entonces con Ricardo Monreal. Lo orilló así a buscar refugio en otros institutos. El partido tricolor, no obstante deberle el retorno al actual mandatario, parece decidido a impedir que impere su decisión.
El dirigente del PRI no se cansa de repetir que los de “nuevo” ingreso tienen qué formarse en la fila y respetar los tiempos que marcan los estatutos para tener derecho a candidaturas. No perdona tampoco a los que en la alternancia partidista en el poder se alinearon a Monreal y Amalia, cambiando de partido. José Olvera Acevedo, es uno de los aspirantes a la postulación y lo ha declarado, por más que no tenga posibilidades aparentemente.
Los gallos de Alonso, para sucederlo en el cargo, son el senador Alejandro Tello Cristerna y el actual alcalde de Zacatecas Carlos Peña Badillo, aunque, está también Adolfo Bonilla Gómez, quien asumió una diputación federal y ahora está al frente de la Secretaría de Economía con uno de los padrinos priistas más fuertes del estado, su padre, José Bonilla Robles.
Se truncó ya la aspiración de Pedro de León Mojarro, arquitecto de la postulación y triunfo de Alonso en 2010, y con quien estaría en deuda moral, además de ser su cuñado, casado con una de sus hermanas. Públicamente, se observa, que mantienen una distancia conveniente, aunque las apariencias pueden engañar.
En la oposición, David Monreal Ávila es una de las caras más visibles. Aspira a abanderar a los partidos de izquierda. El trabajo fino, cupular, corre a cargo de su hermano Ricardo, codeándose con los más altos dirigentes e influyentes de los partidos, en busca de alianzas, dicen con ciudadanos, no con siglas de partidos. O sea, el que quiera incorporarse será bien recibido siempre y cuando se afilie a Morena.
Se previó que la jugada saliera mejor, pero pruebas fuertes quedaron truncadas para el monrealismo, que va con todo para recuperar el estado que perdieron en 2004 por la soberbia de Amalia García.
El atorón del bloque izquierdista para la sucesión gubernamental en 2016, está también en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), porque sus corrientes internas no están dispuestas a ceder tan fácil. Los perredistas, estarían considerando a otros cuadros destacados, propios, que abanderen al sol azteca, no a David Monreal. Se ve ahí como el más fuerte al actual diputado local, Rafael Flores Mendoza, pero además están en el juego, el alcalde de Villanueva, Miguel Ángel Torres Rosales y de otra de las corrientes internas, Udena, José Narro Céspedes, quienes se registraron como aspirantes a la postulación.