Opinión

Marco Antonio Flores Zavala]Efemérides y saldos[

 

El domingo 14 de junio la lluvia y los manantiales han colaborado para que los alrededores de la vetusta Zacatecas estén verdes, tanto por las yerbas silvestres como por las tierras sembradas. En cambio, al interior de la comunidad existe zozobra, la ciudad se halla asediada por las fuerzas constitucionalistas que dirige Pánfilo Natera.

Marco Antonio Flores Zavala

 

ALEJANDRO GARCÍA

 

La principal virtud de este libro es la construcción. Si bien para Pierre Vilar toda buena historia está en construcción, en todas sus vertientes y niveles [él se refiere a la marxista, quien esto escribe la considera ingrediente imprescindible en la de cualquier tipo], haciéndose y rehaciéndose, hay una primera historia que se ata después de los datos de archivo, donde el documento da algo, pero el historiador la tiene que atar, relacionar, sacar adelante ya no como un papel o una fuente virtual, sino como parte de un acontecer del pasado. Antes de la batalla. Referencias sobre el acontecer en la vetusta ciudad de Zacatecas (agosto de 1910-junio de 1914) (Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde”/ CONACULTA, México, 2014, 477 pp.) de Marco Antonio Flores Zavala nos proporciona una versión de lo que era la ciudad de Zacatecas de 1910 a 1914. Es la historia de hombres que nacieron o estuvieron en Zacatecas o tuvieron algo que ver con ella entre esos años. Ciudad y hombres en tiempos de convulsión, en tiempos de resistencia, cuando la historia transcurre y espera el ojo y la mano que la enhebren, que la “signifiquen”. Para mí, curioso lector, más que ser competente en cuestiones de Historia, es la posibilidad de caminar algunas de las calles, rememorar algunos de los nombres, cuestionar algunos de los hechos y sucedidos, hace más de un siglo en la ciudad que vivo y que, ajeno a sentimentalismos, me parece hermosísima, a partir de un relato fragmentario en su gran primera parte y envolvente en la segunda.

  El libro consta de una “Presentación” del Gobernador de Zacatecas,  Miguel Alonso Reyes, un “Aviso”, una “Cronología”, un texto sobre “La Revolución Mexicana”, 166 textos cortos que, con preponderancia temática, hablan de Zacatecas y su entorno entre agosto de 1910 y febrero de 1914, “Antes de la batalla (tic tac tic tac) que a su vez se compone de 117 textos, también cortos, signados por la temporalidad. Cierra el libro “Zacatecas, no del todo villista”. Agréguense 13 fotografías a lo largo del libro, referencias, fuentes de las imágenes, archivos, hemerografía, bibliografía, índice (para una futura edición sería excelente un índice onomástico).

  Regreso a la construcción. Además de ese encontrar la intriga de la historia de primera mano, tan sacrificada y vilipendiada por las escuelas que privilegian la comprensión e interpretación, este libro se construye a partir de piezas  pequeñas, en su origen elaboradas para un diario zacatecano, de allí que por un lado tengan una autosuficiencia, se pueden leer por unidad, por grupo, picando acá y allá; pero a la vez conforman un nuevo todo, una discursividad que se desgrana hacia la Batalla de Zacatecas. La repetición de algunos datos, el cruce de temporalidades se explica por lo primeramente señalado, pero vienen a convertirse en redundancia que fija una información nueva para el lector. De allí que de pronto estemos frente a viñetas, algunas cuadros únicos, o frente a formantes de un enorme rompecabezas.

  Contrasta además la interrupción de textos, con corte de hoja, de la parte temática de agosto de 1910 a febrero de 1914, con la juntura de los fragmentos, con sólo espacios de por medio, de febrero a junio de 1914. La buena prosa es indispensable para producir un efecto de redondez en cada uno de los textos y lograr que el lector siga manteniendo ese gusto y busque la sutura que reúna a las piezas y a las palabras en busca de sentidos. Si la primera parte tiene algo de cinematográfica en tanto las instantáneas nos van hablando de un espacio que poco a poco se dibuja, se satura de actores y de hechos, salpimentada con escenarios nacionales más del dominio de un lector promedio, en la segunda en cambio la labor es de precipitado, como si la nubosidad por fin concurriera, se agolpara en torno a ese espacio y precipitara por fin lo único, lo específico.

  Además de saber que en esta vetusta ciudad de Zacatecas hubo hombres que privilegiaron el orden durante al alzamiento de Francisco I. Madero en 1910 y de la ignominia de Victoriano Huerta en el 13 (Para emitir una opinión, la máxima representación política integró una comisión especial. En ella estuvieron los diputados Sansalvador y Alberto Macías. Lo propuesta de la comisión fue de zozobra: declararse en “sesión permanente”, interín se obtenían más datos del acontecer. Es decir, los políticos que mandaban en Zacatecas decidieron esperar al aire que dominaría en México), de tal manera que la vida cotidiana corriera y que si bien la periferia zacatecana mostrara los embates de las nuevas realidades, la capital mantuvo su acatamiento a lo establecido.

  También sabemos que el 23 de junio de 1914 puede ser un día en que el tiempo breve, la batalla en pos de una ciudad, el tiempo centenario, la riña que se convierte en el destapamiento que mantiene a la dictadura y contiene a los ejércitos del constitucionalismo y propicia los nuevos tiempos, y el tiempo largo en que parece que todo cambia para que nada cambie, el gran sistema sólo se modernizará, se dan cita en esta ciudad de Zacatecas.    

  Flores Zavala también sigue los pasos de los zacatecanos, peina con frecuencia el escenario: los rumbos de López Velarde, Roque Estrada, Enrique Estrada, Lauro G. Caloca, Luis Moya, Pánfilo Natera. Nos entera de la acciones de armas emprendidas desde muy temprano por Eulalio Gutiérrez por los rumbos del noreste zacatecano. A veces se aboca a la labor de los partidos, en especial el Católico, usufructuario de los nuevos tiempos, a veces alude a los masones o da puntual noticia del baile de gobernadores. Por momentos se escuda en las actas de las sesiones de los diputados o saca jugo a las peticiones o reportes de albañiles, empleados, agentes secretos.

  De los revolucionarios maderistas de primera hora, nada quedaba en Zacatecas. Roque Estrada seguía en Jalisco, Ramón López Velarde residía en la ciudad de México. Del resto, los que tomaron las armas bajo el mando de José Luis Moya, el destino era discreto o nulo.

  Antonio Amaro y Manuel Caloca estaban muertos. Fallecieron en acciones de guerra. Otros, en el otoño de 1912, eran oficiales en el Cuerpo de Rurales, como Pánfilo Natera, Matías Ramos y Santos Bañuelos.

  A cada capillita le llega su fiestecita, Zacatecas es paso al sur o al norte, según se vea, es paso para la dictadura, para los constitucionalistas, o bien para Villa o para Carranza. De allí que la batalla parezca el fin del mundo, la lucha a muerte por las cimas, la reducción incondicional del enemigo, el oscurecimiento del día por el humo y la tierra. El sol volverá a brillar y la vida seguirá su curso.

  Libro en donde concurren diversas formas de hacer historia, donde se arropan los grandes y los pequeños tiempos, el pulso internacional, nacional y local, éste de Marco Antonio Flores Zavala es un texto imprescindible para entender nuestra historia, ésta de una ciudad que no es propiedad de alguien, sino que está atrapada entre un cielo cruel y una tierra colorada.

  Sólo a manera de comentario menor podría decir que espero una mayor precisión sobre el adjetivo vetusta, no quisiera dejarlo a mi interpretación mostrenca y que también esperaría que este libro tuviera en claro sus copyrights (no los data en la página legal) y ojalá se viera y se vendiera en la ciudad que retrata y clama. Merece lectores. 

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