JAVIER GONZÁLEZ SÁNCHEZ
El documental Astral cuenta la historia de un velero de lujo donado por un empresario italiano la ONG Proactiva Open Arms. Fue reconvertido en un barco de salvamento y ha rescatado cerca de 13.000 personas en un año. Realizado por el periodista Jordi Évole para su programa Salvados. El documental se estrenó en los cines antes de ser emitido por televisión y toda su recaudación se destinará a esta ONG.
“Me han transmitido mucha desesperación para emprender ese viaje, que supone jugarse la vida. Pero también mucha ilusión”, afirma Évole. “Cuando hablan de Europa se les llena la boca como ya no nos pasa a los europeos. Escuchándoles casi te reenamoras del continente”.
Para conseguir llegar a Europa sufren los abusos de las mafias libias: violaciones, robos, cifras desorbitadas, entre 500 y 1000 euros, por un viaje en condiciones precarias. Para poder reunir este dinero muchos ahorran durante años. Jordi Évole reclama una mayor presencia de la crisis de refugiados en los medios. Cuenta cómo esta ONG sólo pudo salvar a 113 refugiados de un grupo de 130 y ningún medio se hizo eco de los 17 desaparecidos. Pide a los organismos europeos que se comprometan con las labores de salvamento. Además, califica el papel de la Unión Europea en la crisis de refugiados como “asqueroso”.
Desde que comenzó la crisis de refugiados la Unión Europea se ha mostrado cada vez más reacia a las políticas de acogida. Ha realizado acuerdos con Turquía tanto para impedir la llegada de refugiados como para facilitar que no salgan de zonas donde están en peligro. Las autoridades europeas han calificado estas zonas como “seguras”. En Turquía la población kurda, que representa un gran porcentaje de los refugiados, está amenazada por los extremistas religiosos. Sin embargo, este país recibe a grupos de refugiados a diario, trasladados desde zonas donde sí estarían seguros. Los campos de refugiados presentan condiciones inhumanas, falta de alimentos, de ropa, medicina, cada día se encuentran más abarrotados y los recursos escasean.
“Los líderes mundiales no han estado a la altura y han formulado compromisos que siguen dejando a millones de personas refugiadas al borde del abismo”, ha declarado Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional. El pasado mes de septiembre se celebró en Nueva York la Cumbre de Líderes sobre los Refugiados. Los países asistentes han aumentado su compromiso respecto a la acogida y las ayudas a los refugiados, pero organizaciones como Amnistía Internacional creen que no es suficiente.
Para enfrentarse a esta crisis es necesario diferenciar entre refugiado e inmigrante. Los inmigrantes son aquellos que acuden a otros países en busca de mejores condiciones económicas y sociales. Un refugiado, ya sea por causas políticas o por que escape de una zona de conflicto, no huye de su país por voluntad propia y por lo tanto está amparado por el derecho internacional a recibir asilo. Antes de ser trasladados a centros de internamiento las personas rescatadas son “registradas” por militares.
Las sociedades europeas actúan bajo la sombra del terrorismo, lo que genera muchos prejuicios entre la población y que impide que puedan recibir la ayuda que necesitan. Entre ellos encontramos a empresarios, ingenieros o médicos. Son personas que lo han perdido todo y que no tenían un nivel económico tan distinto al nuestro hasta hace poco. Otras encuentran en nuestros países la oportunidad de darle una vida mejor a su familia. Para ellos es un sueño que nosotros vivimos a diario y que no valoramos. Es importante concienciarse de que no hay tantas diferencias entre nosotros. Son un reflejo de lo que nosotros podíamos sufrir, de toda la ayuda que podríamos necesitar y no recibiríamos.
Artículo del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)