Manuel Ibarra Santos
Se encendieron formalmente, esta semana, los motores de la sucesión gubernamental en Zacatecas, en un proceso de cambio que en el 2021 pudiera resultar disruptivo, aunque las resistencias mostradas a la fecha han evidenciado el interés del proyecto Alonso/Tello de anclar las bases de la continuidad prolongada de un gobierno por más de 17 años, aunque tengan que enfrentarse al poderío de la 4T, al que una y otra vez pretendan endilgarle todos los males que aquejan la entidad, lo cual es innoble y mezquino. Ese parece ser el débil argumento (aunque resulta falaz) que esgrimirán como parte de su campaña, en torno a la que han aglutinado a algunas expresiones opositoras pragmáticas y testimoniales. ¿Les dará resultado?
Lo conveniente y deseable será que la transición del 2021 en Zacatecas construya un núcleo de acción plural que genere una fuente de poder público al servicio del desarrollo del Estado y no solo de unos cuantos grupos. Esa tendría que ser la prioridad estratégica, que no entienden las élites políticas zacatecanas. Algo adicional al respecto es que no se puede prescindir de la memoria histórica. Recordemos los hechos.
En las sucesiones de Zacatecas del 2010 y 2016, los candidatos priístas triunfadores en la entidad fueron favorecidos con recursos y estructuras, desde el centro, por ser parte del proyecto transexenal en aquel tiempo de Enrique Peña Nieto. En los gobiernos de Fox y Calderón, los panistas zacatecanos perdieron la oportunidad (aunque sí la tuvieron) de conducir al triunfo a un gobernador de su signo ideológico, pero prefirieron seguir en la línea de la pequeñez ética y la inmoralidad de mantener la estrategia de la negociación por las posiciones plurinominales. Desecharon y lanzaron al bote de la basura, así, su momento de trascender.
Pues hoy existe en el país, desde las elecciones históricas del 2018, un nuevo actor disruptivo, que ha modificado todas las relaciones de poder en la República. Ese es Andrés Manuel López Obrador, altamente protagónico y presente en la vida política del país que, aunque no estará en las boletas electorales del 2021, será determinante de lo que pase en sus resultados, nos guste o no.
El factor López Obrador modificó radicalmente en el 2018 el mapa y la radiografía electoral de Zacatecas. El Partido MORENA, de la mano de AMLO, triunfó en la entidad y se llevó el 72 por ciento de los votos en ocho de los principales municipios de la entidad: Fresnillo, Guadalupe, Zacatecas, Jerez, Río Grande, Pinos, Loreto y Ojocaliente.
Tan sólo en el corredor urbano formado por Guadalupe, Zacatecas y Fresnillo, en las pasadas elecciones municipales, MORENA y sus candidatos arrasaron con el 56 por ciento de los sufragios y el PRI se llevó sólo el 24.5 por ciento de los votos.
En los comicios de ese año para diputados federales, MORENA y aliados concentraron para su causa 304 mil votos, el PRI/PVEM 263 mil y el PAN/PRD/MC 154 mil sufragios.
La lucha en los comicios del próximo año se librará territorialmente en los municipios zacatecanos. El PRI contará con una fortaleza, que a la vez se transforma en una debilidad, y que está asociada a la percepción de que sus principales activos se concentran en la dupla operativa de Alonso/Tello, con la promoción de sus respectivos programas y proyectos de gobierno, y lo que eso signifique.
La perspectiva de MORENA es diferente. Se tiene la percepción colectiva que este representa al partido del presidente López Obrador, aunque él insista que no intervendrá en las elecciones. Pero además cuenta con estructura, programas, recursos y un candidato al gobierno de Zacatecas fuertemente empoderado.
Todo apunta a que la competencia por la sucesión 2021 se centrará en la lucha entre MORENA y PRI, entre David Monreal Ávila y Adolfo “Fito” Bonilla.
Quién de ellos puede garantizar recursos, proyectos y apoyo para el desarrollo de Zacatecas y que lo libere de su estancamiento. Ganará el que tenga el apoyo del presidente.
EL FUTURO GOBERNADOR DE ZACATECAS.
El candidato que resulte triunfador en los comicios del 2021, será el gobernador número quince en la historia de las administraciones con estabilidad sexenal en Zacatecas, a partir de 1944 a la fecha, de Leobardo Reinoso a Alejandro Tello. Aquí se toma en cuenta a Pedro de León Sánchez quien fue mandatario estatal interino en 1992.
La sucesión 21 se efectuará además en un contexto atípico, en donde las estructuras socio-políticas se han trastocado por la pandemia del covid-19.
LA SUCESIÓN DISRUPTIVA:
La sucesión gubernamental del 21 en Zacatecas será de cambio disruptivo, porque tendrá como fuente de influencia, no a Felipe Calderón, ni a Enrique Peña Nieto, sino a Andrés Manuel López Obrador, quien promueve la transformación del viejo régimen y la modificación de las relaciones con todos los actores políticos de la República.