Abigail Angélica Correa Cisneros/ De Norte a Sur
La llegada de miles de menores migrantes a Estados Unidos se disparó en el último mes. Pese a los programas de detención por parte de la Guardia Nacional en México y el ejército de Guatemala, la migración de menores de edad se disparó en febrero a 80 por ciento.
La política estadounidense se ve lenta y por lo mismo cientos de viajantes que aspiran llegar al vecino país del Norte salieron de sus países de origen, en su mayoría de Centroamérica y México, como tsunamis.
En 2020, para finales de febrero, un total de 6 mil 433 menores de edad habían sido asegurados en México por el Instituto Nacional de Migración, lo que evidencia las altas cifras de niños y niñas que viajan en condiciones de peligro. La mayoría llegan en caravanas, pero últimamente los menores han optado por avanzar en grupos pequeños, donde es mayor el riesgo a quedar a merced de grupos delictivos.
Los impactos económicos y sociales son grandes, tanto para los países de origen como para los de destino, al grado que la Organización Internacional para las Migraciones considera que es “uno de los problemas más acuciantes de nuestros tiempos”.
Aunque los hombres lideran las estadísticas de desplazamientos en el orbe, seguidos
por las mujeres, paulatinamente los niños se suman al éxodo en busca del sueño americano tantas veces reproducido por el imaginario colectivo, sobre todo en las zonas rurales y urbanas donde la migración registra los mayores índices.
Actualmente, el éxodo masivo se debe a los rumores desatados por traficantes de personas que quieren elevar sus ganancias a costa de la gente, anunciando falsamente que la frontera se está abriendo tras la salida del expresidente Donald Trump, lo cual también ya comenzó a afectar al nuevo gobierno que encabeza Joe Biden y esto podría entorpecer una vez más los esfuerzos de reforma del sistema de migración de Estados Unidos.
Por ahora, el gobierno estadunidense provee ayuda a los menores que llegan a su país fuera de la ley, al evitar la deportación o traslado a centros de detención y en cambio los menores son enviados en menos de 72 horas, como marca la ley, de centros de la Patrulla Fronteriza a albergues administrados por el Departamento de Salud y Servicios Humanos, y finalmente colocarlos con familiares o anfitriones verificados en Estados Unidos mientras sus casos son procesados pero con la llegada masiva estas acciones se están complicando.
Reportes de medios de comunicación destacan que las autoridades interceptaron a más de 100 mil migrantes indocumentados en febrero pasado, entre ellos más de 9 mil 400 menores de edad no acompañados. Por ahora, se tienen bajo custodia a más de 4 mil 200 niños y adolescentes en centros de detención, reportó el Washington Post; muchos han permanecido más que las 72 horas permitidas bajo la ley.
La Patrulla Fronteriza está recibiendo un promedio de entre 400 y 500 más cada día. La gran mayoría son adolescentes de entre 15-17 años, procedentes de Centroamérica y México; el año pasado la mitad eran mexicanos, de acuerdo con datos oficiales.
Hace una década, el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME) reportaba que de los 30.7 millones de hispanos residentes en Estados Unidos hasta 2008, el 65.5 por ciento correspondía a mexicanos. Y proyectaba que para 2050, la población hispana ascenderá a 132.8 millones, equivalente al 30 por ciento de la población total.
El año pasado, el gobierno de Estados Unidos llevó a cabo 184 mil 423 repatriaciones de mexicanos o mexicanas, siendo el mes de marzo cuando hubo más regresos con 20 mil 259 y abril, el de menor con 9 mil 115. Febrero y enero fueron también meses con alto número de procesos de repatriación, con 19 mil 027 y 18 mil 341, respectivamente.
De acuerdo con un informe de la Secretaría de Gobernación, de los 184 mil 423 eventos de repatriación de mexicanos desde Estados Unidos durante el año pasado, 171 mil 874 se trató de adultos y los restantes 12 mil 549 fueron menores de edad.
Es un problema alarmante ya que son los niños y niñas quienes más riesgo corren de ser víctimas de trata. Se enfrentan a la violación de sus derechos humanos, que van desde el maltrato, explotación sexual, trabajo forzado y abusos por parte de autoridades, deportados o encarcelados, como se hizo durante el gobierno de Donald Trump.
La trata infantil está estrechamente relacionada con la demanda de mano de obra barata, dócil y maleable en algunos sectores y de algunos empleadores, y esto ocurre en cualquier parte del mundo. La mayoría de estos niños migran para trabajar, pero se exponen al riesgo de ser engañados y explotados. En el transcurso de su viaje se encuentran completamente a merced de quienes les ofrezcan empleo, lo que los expone a abusos sexuales, hambre, pérdida de libertad, violencia física u otras.
Tras el inicio de la pandemia de Covid-19 y los problemas económicos y sociales que acarrea, todos los gobiernos deben poner especial atención, porque es un problema que comienza a desbordarse. Se ve ya en la frontera con Estados Unidos, y en el Sur de México empieza a destacar la falta de políticas y estrategias en el manejo de la llegada masiva de menores de edad.