Opinión

JulietaManuel Ibarra Santos

            Combatir y reducir los índices de corrupción en nuestra sociedad, es una de las más altas prioridades, una razón de Estado, para elevar los niveles de bienestar de la población. Y para cumplir ese compromiso, resulta fundamental garantizar el acceso ciudadano a la información pública, a fin de poner límites a los actos deshonestos de los políticos. Y sí, que hay razón categórica en dicha aseveración.

           Esa tesis central la expuso Norma Julieta del Río, Consejera del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Proteccion de Datos Personales (INAI), en el más reciente encuentro sobre Integridad, Prevención y Sanción de la Corrupción, celebrado el pasado jueves en el auditorio de Ciudad Gobierno, y al que asistieron servidores públicos federales, estatales y municipales.

            Y es que hay una razón históricamente fundada para afirmar que sin transparencia ni acceso ciudadano a la información pública, los riesgos de las prácticas corruptivas en una sociedad, aumentan exponencialmente.

            Y ese parece ser el prototipo del país en el que nos ha tocado vivir, porque México, según datos de Transparencia Internacional (TI), es uno de las naciones más corruptas del mundo y ocupa en el contexto de La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) el vergonzante primer lugar en prácticas corruptivas.

            Norma Julieta del Río tiene evidente razón al defender su tesis y propuesta, al sostener la exigencia de avanzar en la consolidación de la cultura de la transparencia y de acceso a la información pública, como premisas básicas para combatir la corrupción.  

            La corrupción en nuestra sociedad, se ha transformado en una verdadera metodología de Estado (en una especie de gravamen fiscal), para concentrar la riqueza nacional en unas cuantas manos. Eso se tiene que modificar de raíz.

            Y sí, la corrupción ha cumplido en la sociedad mexicana, la función rentista estatal de embudo, para privilegiar a unos cuantos con la distribución de la riqueza de la nación. Y eso está asociado también con la presencia de un régimen altamente centralizado, como el mexicano.

            Lo anterior significa que junto con la promoción de la cultura de la transparencia y acceso de la ciudadanía a la información pública, se tendrá que auspiciar la reconstitución del régimen político mexicano, para alejarnos del viejo, anacrónico y dañino centralismo asfixiante.

            Norma Julieta del Río le apuesta, por mucho, a la consolidación de las prácticas exitosas de la transparencia, como mecanismo para combatir y sancionar los actos de corrupción. Tiene claridad al respecto.

            La Comisionada del INAI coincide, por otra parte, con la idea de que el combate a la corrupción a través de las herramientas de la transparencia y del derecho ciudadano a la información pública, pueden contribuir a tres objetivos esenciales, que son los siguientes:

           1).-Reducir los niveles de pobreza y desigualdad social que padece la población; 2).-Estimular el ejercicio de un gasto público con calidad, eficiencia, legalidad y transparencia, a efecto de elevar los índices de bienestar colectiva; y 3).-Recuperar la confianza ciudadana en la autoridad.

            Norma Julieta del Río Venegas, en su exposición el jueves pasado, ante servidores públicos de los tres niveles de gobierno, presentó una radiografía objetiva y matematizada del impacto de la corrupción en el desarrollo de la sociedad mundial y nacional. Aportó datos sobre cuánto cuesta la corrupción en México. Pero también propuso el cómo para enfrentar dicho flagelo.

            En el mundo al menos dos billones de dólares se van por el hoyo negro de la corrupción. En el caso específico de la República Mexicana, el costo de este flagelo asciende al 10 por ciento del Producto Interno Bruto Nacional.

            Por eso, el combate a la corrupción y la impunidad resultan en México y en Zacatecas, una prioridad de primer orden.

            Y la práctica de la cultura de la transparencia, tiene al menos cinco elementos a tomar en cuenta: 1.-La publicidad; 2.-La opinión pública; 3.-La libertad de imprenta; 4.- los periódicos impresos; y 5.-La evaluación de los actos de gobierno, frente a la sociedad, a través de los medios. 

         LOS PRECURSORES DE LA CULTURA DE LA TRANSPARENCIA:

            La cultura de la transparencia y el valor del derecho ciudadano a la información tienen como sus precursores en el mundo, a través de la historia, a tres grandes filósofos que con sus obras marcaron la evolución de la humanidad. Ellos son, Immanuel Kant, Jeremy Bentham y John  MéxicoStuart Mill.

            En América, México y Zacatecas, el precursor de la cultura del derecho de acceso a la información pública es, sin duda, Juan Ignacio María de Castorena, fundador en 1722, del periódico "La Gaceta México".

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