Filomeno Pinedo Rojas
No hay duda que a estas alturas el comunicado de México al Parlamento Europeo, fechado el 10 de marzo, ya habrá sido leído, con suma atención, por la mayor parte de los mandatarios del mundo y muchos de ellos habrán expresado, para sí y para los suyos, su entera satisfacción, especialmente quienes han visto como las potencias pisotean y humillan la dignidad de los pueblos de manera impune.
En forma directa, para que no haya lugar a interpretaciones, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dejado claro al mundo que, hoy por hoy, nadie le falta al respeto a las autoridades legítima y legalmente constituidas de nuestro país y, dirigiéndose a los diputados del parlamento europeo les dijo que “basta de corrupción, de mentiras e hipocresía” y que “es lamentable que se sumen como ‘borregos’ a la estrategia reaccionaria y golpista del grupo corrupto que se opone a la Cuarta Transformación”.
Y es que, México rechazó enviar armas a Ucrania donde se libra la guerra promovida y financiada por Estados Unidos y los 27 países europeos contra la Federación Rusa. Asimismo, decidió no aplicar sanciones de ningún tipo a Rusia y mantener sus relaciones comerciales y políticas con ese país, además de seguir denunciando las abusivas pillerías que realizan las empresas energéticas españolas en nuestro territorio.
Nada de esto les ha gustado a los países europeos y por ello buscan presionar a México para que vaya contra Rusia, por ello acordaron, a través de su parlamento, condenar el papel del gobierno mexicano en torno al asesinato de periodistas, inventando mentiras y calumnias, creyendo que el presidente López Obrador se quedaría sometido, mudo, con la cabeza baja y aceptando todos los vituperios.
En cambio ¡oh sorpresa!, nuestro presidente les ha dicho que “México es un país pacifista que ha optado por la no violencia y somos partidarios del diálogo, no de la guerra; no enviamos armas a ningún país bajo ninguna circunstancia, como ustedes lo están haciendo ahora” y que, “para la próxima, infórmense y lean bien las resoluciones que les presentan antes de emitir su voto. Y no olviden que ya no somos colonia de nadie. México es un país libre, independiente y soberano”.
Por si fuera poco, les pidió que “evolucionen, dejen atrás su manía injerencista disfrazada de buenas intenciones. Ustedes, les dijo, no son el gobierno mundial” y se despidió recordándoles la máxima de Benito Juárez: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, dejando claro que la soberanía se ejerce, no se implora y que por ello el presidente López Obrador es el segundo mejor aprobado del mundo, para orgullo de los mexicanos, aunque no falta quien se moleste y lo escriba, porque aquí sí hay libertad de expresión, hasta para mentir.