Opinión

aumentos en tarifas Manuel Ibarra Santos

            En el transcurso de los más recientes años, la JIAPAZ ha venido aplicando en Zacatecas, Guadalupe y zona conurbada, tarifas de tendencia fuertemente catastróficas (porque han contribuido al empobrecimiento de la economía familiar) en el cobro del agua potable, sin que se hayan mejorado eficiencia y calidad, en la prestación de este servicio fundamental para la población.

Lo menos que se puede esperar ahora es que, con el cambio de directivos en la Junta Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado, se recuperen la sensibilidad, la racionalidad planificada y el criterio de justicia, por encima de la inflexibilidad y las medidas draconianas tradicionales que se venían ejerciendo en la prestación a la sociedad de este servicio esencial.

            Por principios de cuentas, el cambio de titular en la JIAPAZ, auspiciado por el gobernador David Monreal y el alcalde Jorge Miranda Castro, este último presidente de la junta directiva de dicho organismo, detuvo de facto el incremento en las tarifas del servicio del agua potable anunciadas para el inicio del presente año, que de concretarse se hubiesen constituido en otro golpe brutal a la economía familiar.

            La tendencia creciente de las tarifas en el cobro de este importante servicio, ha seguido una dinámica de irreflexiva e injustificada escalada en Zacatecas. Veamos sí no. En el 2019, el servicio domiciliario de agua potable registró un aumento del 28% y en el 2020 el incremento no fue menor. El año pasado, los ajustes siguieron su carrera irrefrenable.

El problema de fondo no fue el ajuste oficial creciente en las tarifas, sino los aumentos discrecionales superiores al 300 por ciento que se aplicaron a los recibos de muchos usuarios que, de pagar (por poner un ejemplo) 250 pesos, los cobros les llegaron de casi mil. Por ese motivo, muchas familias entraron en fuerte crisis económica, en plena contingencia pandémica.

Esos aumentos desproporcionados no han tenido lógica legal, y su aplicación pudiera responder sólo al interés de buscar soluciones a la crisis financiera profunda (la que no se ha procesado responsablemente) que padece la JIAPAZ, circunstancia que podría agravarse ante la posibilidad de que un elevado porcentaje de sus trabajadores a futuro soliciten, su jubilación. Eso aumentará los gastos de dicho organismo que, ojalá no se carguen en las espaldas del pueblo.

            Los servicios del agua potable en Zacatecas se han visto caracterizadas en los últimos años, por una escalada de aumentos excesivos que deben pararse, para no propiciar que se impongan políticas de mercantilización del vital líquido.

            Un dato adicional: del 2010 al 2016, los costos del precio promedio del metro cúbico de agua en Zacatecas aumentaron casi en un 250 por ciento, lo revela la Secretaría Federal del Medio Ambiente. Lo anterior quiere decir que en Zacatecas hemos tenido dos administraciones estatales que han aplicado (insensiblemente) políticas irrefrenables de aumento a los servicios de este vital líquido.

            La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas ha establecido que el pago de agua potable de una familia promedio debiesen ser no más del 3 por ciento del total de sus gastos; en el caso de Zacatecas, supera fácilmente del 15 al 20% por ciento.

            La ONU ha dicho, igualmente, que el agua potable debe ser considerado un bien social y no una mercancía, con la cual se lucre. Hay que impedir, asimismo, que sus tarifas de cobro tengan efectos catastróficos de empobrecimiento en las familias zacatecanas, lo que no se ha logrado.

            Por lo pronto, el gobernador David Monreal se ha opuesto firme y tajantemente a que se apliquen incrementos a las tarifas del agua potable. Esa es una buena determinación en favor del pueblo, que rompe con esa irracional carrera alcista.

LA HORA CERO Y LA CRISIS DEL AGUA EN ZACATECAS.

Organismos internacionales, entre ellos la ONU, revelan que en nuestro país existen más de 15 entidades federativas que registran un alto índice de “estrés hídrico”. Y entre ellas se coloca a Zacatecas en los primeros 10 lugares que, de no tomarse medidas estratégicas, estaremos avanzando inexorablemente al “Día Cero del Agua”.

Ante la circunstancia de incertidumbre que padece Zacatecas en este ámbito, lo pertinente es avanzar en el diseño de renovadas políticas integrales en gestión y administración del recurso hídrico.

Los retos que tiene Zacatecas en la materia son monumentales. Y hay que considerar que el agua es un recurso esencial no sólo para la vida, sino también para la salud, para forjar una economía fuerte y alcanzar el desarrollo humano pleno.

No resolver el fuerte problema de la escasez de agua potable, implica mantener a Zacatecas no sólo en la incertidumbre, sino también en la línea de la marginación y el subdesarrollo.

EL DIRECTOR DE LA JIAPAZ.

David Octavio García, el nuevo director de la JIAPAZ, por su trayectoria profesional, bien se puede calificar como un perfil conocedor y con la suficiente experiencia en este ámbito. Es además un hombre institucional.

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