Mal harían los sacerdotes en quedarse callados ante la violencia cotidiana
Natalia Vidales de Bitterlin / Mujer y poder
SemMéxico
En estos tiempos difíciles en nuestro país, las voces de los líderes deben levantarse para influir positivamente en los ciudadanos. La tibieza no debe tener cabida.
Por ello nos parece muy bien que la jerarquía católica no permanezca al margen de la situación política del país y se esté manifestando, con fuerza, en consecuencia.
¨Ni un solo voto para los irresponsables, para los responsables de la cultura de la muerte y de la división¨, dice en un mensaje que circula por redes el eminente sacerdote Ángel Espinoza. Sin nombrar a nadie, sin acusar a nadie en específico, critica al gobierno al afirmar que ¨nunca habíamos estado tan mal¨.
Su mensaje se replica en las iglesias de México porque sus palabras salen de un consenso del episcopado, no solo de su persona.
Los sacerdotes son líderes influyentes, tienen el deber de velar por sus fieles y son también ciudadanos. Mal harían en quedarse callados viendo que el país se derrumba, no solo físicamente sino también en el aspecto moral. Con tanta violencia, tanta maldad, tanto odio entre clases propiciado desde la más alta esfera de gobierno… nadie debe callar.
Como ellos, los ciudadanos deben unirse para parar este fomento de una cultura destructiva y orar sí, como lo hacen con fe los católicos, pero también realizar acciones, manifestarse, señalar, criticar y proponer -o exigir- al gobierno para que cumpla con su función como debe hacerlo: propiciando la paz, la concordia, la justicia, el bienestar en todos los sentidos, en vez de ir, incomprensiblemente en sentido contrario a esos ideales. O, peor aún en servirse de la división y del odio entre los mexicanos como una fórmula electoral para mantenerse en el poder tal como lo hacen -hay que decirlo- los regímenes populistas.
Esperamos que la voz del padre Ángel -quien habla en representación de la jerarquía católica- se escuche y se deje de lado la apatía para construir juntos, como lo menciona este sabio hombre, una patria cada vez más justa y solidaria con dignidad y la alegría.
Es tiempo de seguir las voces de líderes de prestigio y honestidad y volver a la normalidad, al orden, al respeto y a las buenas costumbres.
¿Nos unimos?