Isabel Ortega Morales / Violeta del Anáhuac
SemMéxico
Don Andrés Manuel López Obrador nos acostumbró a tenerlo siempre en medios. Ocupaba los espacios de tiempos oficiales del PT, como en su momento del PRD, y era tan convincente en sus críticas que se convirtió si, en la esperanza de México. O era él, o al país se lo llevaba la chinampa. Por ejemplo, si se enfermaba el Titular del Poder Ejecutivo, rápido salía a decir “que renuncie” si está enfermo. Era un opositor fantástico y lograba colocar la nota. Hasta que se convirtió en lo que buscaba, ser Presidente.
Don Andrés ha reconocido que está enfermo. Esto, después de que el sistema de seguridad del grupo de seguridad de élite del país fue vulnerado y quizá ya no esté tan seguro cuando empiecen a decodificarse los documentos que han sido extraídos.
Convertido en un Presidente que no logra superar el tiempo de su mandato hasta llegar a preguntarme que tan preparados están los que aspiran a gobernar un espacio territorial para tomarlo como están, así, como los dejaron sus antecesores, y ser como el ave fénix, hacerlos surgir de sus cenizas para, ¡por fin!, mostrarnos que la elección fue la adecuada y los estrategas se conviertan en estadistas y lleven a buen puerto las naves en las que nos suben, o solo son figuras de campaña.
Pero don Andrés que nos ha presumido que gana muy poco, pero su oficina está fortalecida más económicamente. Que nos dice que no tiene cuentas en los bancos, que ha vivido de la solidaridad, perdón, de la cooperación de un pueblo que mantenía su vida y su familia, está en una tabla que puede mostrar a una persona distinta de lo que nos dice es cuando enarbola los principios de: no mentir, no robar, no traicionar.
Que tan delicado puede ser la publicación de un libro que se está convirtiendo en betseller antes de ponerse en circulación, al ser comprada, dicen, por completo la edición, claro ¿la primera? Quién puede tener el poder adquisitivo para hacerlo. O ¿por qué razón se compraría una edición completa de un libro? ¿Por qué habla bien de uno? O ¿por qué… no favorece porque desvelaría un personaje que no es como se pinta?
Qué grave debe ser el contenido de un libro que el Mandatario decidió también como estrategia, asumirse enfermo antes de que alguien intente vulnerar su tranquilidad aunque sea con una verdad.
Quizá debamos esperar la segunda o tercera edición antes de que la tengamos a la vista, o que podamos tener un volumen digital.
O tal vez debamos esperar a que el tiempo avance y, aunque lo declaren enlatado por seguridad, como “la Sombra del Caudillo”, en su momento, este libro también pueda salir a la luz.