Filomeno Pinedo Rojas
La desafortunada declaración del presidente norteamericano Joe Biden de que “la pandemia se acabó”, ha sido desmentida con airadas palabras no solo por los propios especialistas de su país, sino por la realidad que impera, pues la COVID-19 sigue provocando más de medio millón de contagios y la muerte de 3 mil personas por semana.
A un mes de realizarse la elección de la cámara de representantes y un tercio de la cámara de senadores, que será el próximo 8 de noviembre, Joe Biden trata, desesperadamente, de presentar éxitos de su gobierno puesto que su aprobación como presidente se encuentra en 45 por ciento para el 15 de septiembre, según la encuesta publicada por “Voz de América”, la emisora más grande y antigua de ese país, lo que puede repercutir en la pérdida de poder del partido demócrata gobernante en las cámaras.
El aumento de precios generalizado, que mantiene una inflación del 8.3 por ciento para el mes de septiembre, es otra realidad que no han podido controlar los demócratas, luego de implementar una política de congelamiento al gas y petróleo rusos, hecho que encareció el precio de esos combustibles a nivel mundial, afectando no solo el bolsillo de los norteamericanos sino de los pueblos europeos, cuyos gobiernos fueron arrastrados por Biden, suspendiendo las compras de esos energéticos a Rusia, sin tener previsto como se sustituirían, y ante la escasez, ahora sufren un frenón de su economía y limitación en los hogares no vistos desde hace muchas décadas.
A este panorama se suma el hecho de que el interés bancario subió desde cero a más de 3 por ciento, encareciendo los créditos hipotecarios y al consumo en una sociedad acostumbrada a vivir de préstamos, lo que provocará mayor desembolso de las familias para cubrir esos compromisos.
Por si fuera poco, la esperanza del presidente Biden de que la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) liderada por Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Venezuela, incrementaría el volumen de producción para abaratar el precio del petróleo, resultó al revés, puesto que definieron apoyar la propuesta de Rusia de disminuir en 2 millones de barriles diarios la producción del oro negro, escaceándolo más y obligando a Estados Unidos a echar mano de sus reservas estratégicas para abastecer su mercado e incrementar su producción haciendo uso del procedimiento más contaminante y destructivo denominado fracking para extraer este aceite.
Ante este panorama y la amenaza de una inminente recesión económica, con la disminución de empleos, el partido Demócrata de Biden, se enfrentará a unas elecciones poco halagadoras y la amenaza de que el partido de Trump retome el control de las cámaras de representantes y congresistas, con lo que estaría tendido el camino para su regreso a la Casa Blanca en el 2024.