Filomeno Pinedo Rojas
A partir del 2022, el gobernador David Monreal Ávila desplegó un sostenido programa de visita a los 58 municipios zacatecanos para iniciar o inaugurar obras, dialogar con las autoridades, líderes y, especialmente instalarse en audiencia pública abierta a los ciudadanos sin límite de tiempo y temas, que son atendidos personalmente sea quien sea el interlocutor. Muchos planteamientos reciben solución, otros son canalizados con el funcionario que corresponda con la encomienda de dar respuesta adecuadamente, inaugurando una nueva política de atención directa a los habitantes de cada lugar donde, con estrecha cercanía, el Poder Público se pone al servicio de las inquietudes y necesidades de la población.
Esto evidencia un estilo propio de gobernar y al mismo tiempo establece una de las características de la “nueva gobernanza” donde el jefe de las Instituciones del Poder Ejecutivo va al encuentro de los ‘simples mortales’, se habla cara a cara con quien le requiere y demanda y que, difícilmente lo iría a buscar para solicitar audiencia a Palacio de Gobierno.
De esa forma, quienes acuden a la audiencia pública no van a escuchar y aplaudir el mensaje del gobernante, y de vez en vez entregarle, como a escondidillas, alguna petición como se hacía antes, sino que ahora es convocado como interlocutor de su propia causa donde el representante del poder públicamente adquiere compromisos, teniendo como fedatarios a los demás vecinos y autoridades, sabiendo que si no cumple, el pueblo se lo demandará, lo que para el peticionario representa un acto de honorabilidad y certidumbre.
Para completar la estrategia, se ha realizado recién la segunda reunión plenaria con los presidentes municipales donde el gobernador, acompañado de todo su gabinete y representantes del gobierno federal, pusieron a disposición de las y los alcaldes una “bolsa” de $ 1, 000, 000 000.00 (mil millones de pesos), para mezclarlos con recursos de los municipios, según su necesidad e interés, y cuando menos duplicarlos, para atender las demandas de cada lugar, de tal manera que no sea el gobierno estatal quien decida en qué se aplicarán los recursos sino los propios lugareños de cada rincón zacatecano a través de su autoridad local, lo que también significa una nueva forma de planeación del ejercicio del gasto público.
Así es como se han firmado ya 482 cartas de intención con 51 municipios, para aplicar 1,643 millones de pesos en el presente 2023, teniendo como destino principal el rescate carretero, obras de infraestructura social básica, obras que corresponden al área de agua y medio ambiente y programas de construcción de mejoramiento de vivienda.
Este es un paradigma de atención ciudadana y aplicación de los recursos públicos que no habíamos visto en tierras zacatecanas y que fuera de todo discurso hacen realidad una visión diferente de la relación del poder con la ciudadanía, que caracterizará al gobierno de David Monreal Ávila y, que sentará las bases para que en los sexenios venideros se exija como parte del actuar del poder público.
Y es que al principio de esta administración no se percibió el cambio por el desastre de los primeros meses, pues recordemos que el arranque del sexenio de David Monreal como gobernador de Zacatecas estuvo marcado por la ausencia -literal- de recursos públicos para hacer frente a compromisos tan sensibles como el pago de salarios a los trabajadores del sistema educativo estatal, a los propios del gobierno del estado y apoyar el pago de pensiones del Issstezac, a la vez que cubrir una abultada deuda a proveedores, todo ello recibido del gobierno saliente de Alejandro Tello.
La decisión de no contraer deuda para saldar esos compromisos que implicaban varios miles de millones de pesos, generó tal molestia entre los educadores y pensionistas que, los bloqueos a edificios gubernamentales y avenidas con el consecuente caos en la capital del estado, fue el pan de cada día durante casi tres meses.
El gobernador David Monreal no se rindió y con gestiones ante el gobierno federal, dio justa satisfacción a los compromisos sin endeudar más al pueblo de Zacatecas, como sí lo hicieron los últimos dos gobernantes, hipotecando el futuro del presupuesto público, en detrimento de la obra pública, los servicios y la atención a la ciudadanía del campo y la ciudad.