Zacatecas. Su deceso trágico e inesperado unió a monrealistas, genaristas, romistas, amalistas, alonsistas
GUILLERMO HERNÁNDEZ ZAVALA
Y la muerte trágica e inesperada del político zacatecano Tomás Torres Mercado unió a monrealistas, genaristas, romistas, amalistas, alonsistas…Todos reunidos allí lo mismo en Catedral Basílica, entristecidos y sorprendidos por el repentino deceso de unos de los más insignes y reconocido hombre de leyes y político zacatecano, el oriundo de Valparaíso. Había partido a mejor vida el exparlamentario nacional.
Fue una mañana fría, trémula, sábado de un fin de semana azotado por la trágica noticia para los zacatecanos que conocieron, convivieron, trabajaron, y se dieron cuenta del trato siempre humano y sensible de Torres Mercado. El tintineo de aquellas imponentes campanas de la vetusta Catedral capitalina, fueron ahora más tristes, lentas, acorde con el mal tiempo… parecía se saludaban el repiqueteo parroquial y el cielo nublado profundamente borrascoso.
En el atrio escapaba la tristeza por doquier, rostros envueltos en recuerdos, compungidos por la pérdida irreparable del ser querido, además de elevar plegarias por el eterno descanso del político fallecido. La amistad asomaba de diversas maneras y un Ricardo Monreal, entristecido por este final de su amigo, estaba ahí en la iglesia mayor capitalina, haciendo valer su entrañable amistad con Tomás Torres, y hacia recordar lo escrito en las redes sociales un día antes por el político fresnillense, es el día más triste de mi vida, ante la el trágico deceso…
El silencio era interminable, así como los presentes que materialmente abarrotaron la sede eclesiástica, funcionarios, amigos, políticos, empresarios, gente del pueblo venida de su tierra natal, también presentes diputados federales y locales, charros, comerciantes, artistas…no faltaron a darle el último adiós, dirigentes partidistas, antorchistas, perredistas, panistas, petistas, frentistas, priístas, verde ecologistas, nueva aliancistas, sectores magisteriales, universitarios, el ex gobernador Genaro Borrego, todos convocados por este triste fin de uno de los políticos zacatecanos más reconocidos a nivel nacional y estatal…
Afuera del imponente atrio un conjunto de coronas eran parte también de las honras fúnebres que precedieron al homenaje póstumo realizado por el Gobierno del Estado, eran ríos de tristeza regado por el corazón de la capital, Plaza de Armas era mudo testigo de un ir y venir en silencio de figuras casi todas vestidas en negro, unos esperando…otros quizá siempre evocando el andar de Torres Mercado y todavía con el rostro de incredulidad a cuestas sobre esta repentina muerte.
Adentro en Palacio de Gobierno, el salón de recepciones fue insuficiente, el lugar transpiraba más y más desconsuelo, mientras el mandatario estatal, Miguel Alonso Reyes, señalaba que era un día de luto para Zacatecas, a la vez que reconocía la gran trayectoria política del de Valparaíso. Era el homenaje póstumo al destacado abogado, donde se le rendía tributo con guardia de honor, un minuto de silencio o aplausos muy sentidos.
Y la Marcha Fúnebre del General González Ortega, ejecutada por la Banda Sinfónica del Estado, acentuaba aún más la congoja de los presentes, y posteriormente la despedida y al son de la siempre infaltable y magistral interpretación de la Marcha a Zacatecas, se fueron recuerdos, avivaron el fin…de una vida, de un amigo, de un padre, de un esposo… o como diría su hijo Tomás…de un legado de hombre de bien, recto, sincero… que ahora habrá que cuidar…o más al destacar su sencillez, su humildad de hombre de campo, de charro, a propósito afuera de Palacio de Gobierno…allí en pleno el Tordillo, su caballo…esperando a su jinete, extrañando su voz…su mando…aunque ahora ya nunca más relincharía…D
Después el desánimo nuevamente se hizo presente…campeador, el cielo igual se mostró más deshecho, aunque a veces coqueteaban unos haces de luz, al final todo llegó a su fin…