Opinión

estrateALEJANDRA BUGGS LOMELÍ*

Cimacnoticias |

“En nuestra cultura se enferma y se muere de ser mujer”: Luz María Londoño

Por diversas razones que tienen que ver con mi autocuidado y mi congruencia, decidí retomar mis colaboraciones para CIMAC hasta esta fecha, misma que marco como el inicio de esta nueva etapa en CIMAC.

He de confesar que muchos temas pasaron por mi mente para retomar mi compartir en tan importante espacio; finalmente me decidí por el tema de calidad de vida, justamente para tomarlo como punto de partida en este nuevo año, además de parecerme un tema sumamente importante en la vida de las mujeres y de cada ser humano que habitamos este planeta.

Partamos pues del hecho de que cuando hablamos de calidad de vida nos referimos a un concepto que alude a todas las esferas que componen precisamente la vida de una persona, desde el bienestar social y comunitario, hasta aspectos individuales o grupales, por lo que la calidad de vida tiene diferentes definiciones filosóficas, políticas y otras relacionadas con la salud integral.

Por tanto, existe una correlación directa entre calidad de vida y el grado de condiciones en que vive una persona, que le hacen que su existencia sea placentera y digna de ser disfrutable.

Es un concepto muy subjetivo, porque lo que para mí significa calidad de vida, no necesariamente significa lo mismo para las y los demás, aunado a la importancia de tomar siempre en cuenta la sociedad y el medio en los que nos desarrollamos y existimos.

Vincular la calidad de vida de las mujeres a su salud emocional y mental es como dice Carmen Valls-Llobet “una medida de salud”, misma que desde mi punto de vista tiene como objetivo mirar y tratar a la mujer integralmente, es decir, desde una visión bio-psico-social-espiritual.

El concepto de salud ha ido cambiando y evolucionando a lo largo de la historia, ya que en un principio fue definida como la ausencia de enfermedad; después la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió a la salud como “el estado completo de bienestar psicológico y social, no sólo la ausencia de enfermedad, sino también el estado positivo que concierne a la persona en sí misma, en el contexto de su vida”.

A partir de esta nueva definición de salud más positiva, podemos decir entonces que la salud es un proceso dinámico, en el que influyen distintos factores, tanto de carácter interno-personal como externo-ambiental, siendo también una cuestión de grados dependiendo de la percepción de cada persona

La salud de mujeres y hombres es un tema que se ha abordado y se sigue abordando de manera diferente y muchas veces desigual, por lo que la perspectiva de género nos permite visibilizar problemas de salud de las mujeres que han sido ocultos por la ciencia

Es importante tomar en cuenta todos estos factores si deseamos contribuir al mejoramiento de nuestra calidad de vida como mujeres que no escapamos a los efectos emocionales y físicos generados por estar inmersas en un mundo patriarcal.

Para ello será necesario convertirnos en precursoras de nuestra salud para desarrollar nuestro potencial personal y responder de forma positiva y adecuada al entorno; y para mejorar nuestras habilidades personales y realizar elecciones saludables en todos los ámbitos de nuestra existencia.

Los mandatos de género repercuten de manera injusta en la salud emocional y en la calidad de vida de las mujeres, ejemplo de ello son: la ansiedad, depresión, calidad del sueño, incapacidad para cuidar el propio cuerpo, para nutrirnos adecuadamente, para comunicarnos, para tener relaciones sexuales satisfactorias, así como la dificultad para involucrarnos en actividades sociales y de esparcimiento.

Investigar sobre la calidad de vida de mujeres y hombres ha permitido diferenciar la manera en que las condiciones de vida y de trabajo afectan la salud de cada género, si bien actualmente se ha visto que en el mundo la tendencia es a que las mujeres vivamos más años que los hombres, la realidad es que esos años que las mujeres vivimos de más resultan ser peores en lo que a calidad de vida se refiere.

Si las mujeres atendemos nuestra salud integral otorgando la misma importancia tanto a los síntomas físicos como a los emocionales, entonces podremos tener una calidad de vida que nos nutra en el día a día.

Comparto algunas sugerencias que pueden contribuir a crear y/o a mejorar nuestra calidad de vida: intenta meditar todos los días (10 minutos es suficiente para dedicar tiempo a tus pensamientos); inicia un proceso de autoconocimiento a través de psicoterapia; intenta romper con tu rutina; trata de aprender algo nuevo todos los días (sea lo que sea); transmite tus conocimientos; si te es posible convive con algún niño o alguna niña en una actividad recreativa, siempre nos llenan de energía; disfruta de paseos al aire libre; ve al cine, al teatro, lee.

Identifica qué es lo que te da placer y te hace feliz, planea algo y llévalo a cabo, aprende a controlar tu estrés, toma las riendas de tu vida en tus manos, es solo tuya.

Quizás cuentes ya con otras formas para lograr una calidad de vida, no importa, sea lo que sea que hagas para tu bienestar emocional hará que vivas más feliz, dependiendo solo de ti misma y procurándote la mejor vida posible.

Twitter: @terapiaygenero

 

*Directora del Centro de Salud Mental y Género, psicóloga clínica, psicoterapeuta humanista existencial, y especialista en Estudios de Género.

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